Autorretrato en búsqueda del ser.
El deber más profundo de un artista es seguir el sagrado libre albedrío de su inspiración divina, más allá de las obligaciones que pueda tener con tantos factores, el arte debe llenar no sólo a sus espectadores sino también a su creador, ya que por medio de estas pinceladas podemos exponer nuestro ser, desahogar cualquier sentimiento y conectarnos con Dios desde una perspectiva que pocos pueden imaginarse, ya que al utilizar este don tan especial en ocasiones podemos sentirnos tan conectados con él como cuando oramos o meditamos. Y si Dios nos ha regalado ese libre albedrío, usarlo para nuestra realización es el mayor agradecimiento que podemos darle, ya que para poder generar cambios en nuestro entorno primero debemos encontrarnos a nosotros mismos.